23 de noviembre de 2010

Madrid también es cofrade. Aproximación.

Hoy os quiero hablar un poco de la Semana Santa de Madrid, ciudad en la que vivo gran parte del año. De la capital de España, la del Bernabeu y el paseo de la Castellana, la del Retiro y el barrio de Salamanca, las grandes avenidas y los rascacielos, la vida moderna y cosmopolita cabe, a simple vista, esperar de todo menos encontrarse el ensayo de un paso por la calle, oler a incienso, visitar altares de culto, ver carteles de hermandades en escaparates, asistir a conciertos de marchas y, muchísimo menos, ver una cofradía en la calle con todos sus elementos procesionales.

Pero así es, y esta ciudad encierra entre sus callejones y plazuelas del 'Madrid de los Austrias', la Cava Baja, y los alrededores del Casco Antiguo una profusa actividad cofrade. Dentro de éste gran orbe se esconde un Madrid muy castizo, en el que sus gentes son grandes amantes de las tradiciones y costumbres populares, pero no sólo las que le son naturales, sino de las demás, que han adoptado como propias. Tanto es así que, por ejemplo, uno puede acercarse una vez al mes a la Parroquia de San Millán y San Cayetano a la sabatina que celebra la Hermandad del Rocío de Madrid, filial de Almonte, para asistir a una misa rociera en toda regla, frente al simpecado, con la iglesia abarrotada y los sones de un nutrido coro.

La Semana Santa madrileña responde, en sus inicios, a los usos penitenciales castellanos y del interior de la Península, pero en su desarrollo histórico ha ido influenciándose del estilo andaluz. Probablemente tuvo que ver en ello la creación de hermandades como 'La Macarena' o 'Los gitanos', corporaciones diseñadas a la usanza sevillana, donde las advocaciones y las tallas son copias de las hispalenses y en cuya fundación participaron andaluces residentes en Madrid. Quizás también influyó el pellizco y el arte del sur para estas costumbres, que a todos enamora. En algun caso, como el de la hermandad de Jesús del Gran Poder y la Esperanza Macarena, de la Colegiata de San Isidro, incluso participaron sevillanos como el renombrado Juan Pérez Calvo -autor del paso de misterio de la Sentencia, vestidor de la Macarena e inventor del 'pico macareno' en los tocados de la virgen sevillana-.

La realidad cofrade de hoy es que existe una gran mezcla. Entre sus trece hermandades de penitencia, encontramos el estilo castellano, el malagueño, el hispalense, el híbrido malacitano-hispalense, y todo lo que quepa imaginarse. En algunos casos existe la originalidad y en otros la copia milimétrica, cosa que a nosotros puede parecernos absurdo, y a veces cómico si escuchamos a un capataz mandar con acento madrileño y terminología hispalense, pero no puede negarse la genialidad de los madrileños de extrapolar tantos elementos específicos a sus costumbres. Y ver una cofradía por el entorno de la Plaza de Oriente es, sencillamente, increíble.

No quiero alargarme más. Otro día seguiremos. Aquí os dejo un ejemplo. 'Los Estudiantes'. Única hermandad del Domingo de Ramos. Cristo de la Fe y el Perdón y María Santísima Inmaculada, Madre de la Iglesia. El Cristo es un crucificado del siglo XVIII y la Virgen de Miñarro (1996). Cofradía 'de negro' y esparto, recorrido mágico, seriedad, buenos cultos y tras la Virgen, nada más y nada menos que la Banda de Música del Regimiento de Infantería Inmemorial del Rey nº1 de Madrid (la banda de Abel Moreno). Juzgad vosotros mismos.


Entrada del paso del Cristo.


El paso de palio en la Plaza de la Villa.

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