11 de octubre de 2011

VENTICINCO AÑOS CORONADA, VIRGEN DE LOS DOLORES

Es martes, han pasado ya tres dias de una jornada que era muy esperada para muchos de nosotros. Aún quedan restos de agujetas y hombros inflamados por el bendito peso de unos varales llenos de devoción, y con esta, todavía, resaca perchelera, quiero agradecer infinitamente y llegar a conclusiones que para muchos no son entendibles, quizás por que no han tenido la suerte de vivirlo, o bien, no han llegado a interpretar lo que para nosotros es una forma de vida.




Mesa del trono de la Virgen de los Dolores Coronada, las Entrañas, ¡GRACIAS!, gracias por saber compartir, gracias por el cariño que le poneis a todo lo que hacéis, gracias por ser cofrades, y gracias por permitirnos vivir desde el varal junto a ustedes el XXV Aniversario de Coronación de la Señora.

Indiscutiblemente era el dia de Ella, de Málaga y de su Perchel, desde muy temprano quedamos para acompañarla hasta la Catedral y ya desde tempranas horas nos sentimos hombres de trono, intuíamos que algo muy grande ocurriría en pocas horas, lo dice uno que no es hermano de la archicofradia, ni remero habitual de su galeón de plata cada Miércoles Santo, pero ahí estuvo vuestra gracia, gracia que os derrama la Señora para acojernos y hacernos sentir uno más de vosotros, llevásteis la palabra Hermandad y la palabra Cofradia al punto más correcto de su significado.

Hay gente que cree que ser hombre de trono es sólo ponerse una túnica seis o siete horas y meterse bajo un trozo de duraluminio, o arrancar y abrir el compás en una determinada marcha... para nosotros el sábado sentirnos hombres de trono fué compartir un desayuno con Fernando Faura y Javi Esteve, almorzar todos juntos en los salones del Museo, ayudar a fajarnos entre todos, ver como hermanos de Expiración tiraban de fajas verdes de hermanos de la Esperanza, ver a Beltrán, Dani y Coco repartiendo las camisetas...todo esto y muchas cosas más es lo que nos hace estar orgullosos de ser hombres de trono.

Depués todo se centró en un regreso triunfal a su barrio, Málaga era una explosión hecha pétalo, las calles eran revuelos de miles de personas que buscaban ver el rostro de una Virgen que ha marcado, y seguirá marcando la historia de nuestra ciudad, una Virgen que todo lo puede, que esta por encima de todo, de la que nuestros abuelos ya nos hablaron y de la que siempre contaban anecdotas llenas de elegancia y gracia perchelera.




Salió de Alcazabilla, el marco era inmejorable, hasta las nubes se acercaron a ver la maniobra de salida, en calle Císter fueron momentos de grandes estampas, la Virgen lucía dosel catedralicio, Santa María, Molina Lario esperaba engalanada, Plaza del Siglo y del Carbón, Granada, en la plaza de la Constitución el detalle para con la Virgen de la Esperanza hizo resbalar mas de una lágrima a los esperancistas que íbamos en el varal..., sublime y descardamente elegante paso por Larios y Martínez, depués de adentrarnos en la plaza de Felix Saénz, justamente en calle Sagasta y con el mercado de Atarazanas de testigo cayó sobre Su palio el más maravilloso chaparrón de pétalos que solo Ella se merecía a los sones de Pasan los Campanilleros. Con manto blanco de flores caidas entró en Arriola para bendecir a las Hermanas de la Cruz, que le cantaron para que fuera mas dulce la entrada en su barrio por el puente de la Misericordia.
Calle Ancha ya es punto y aparte, el desgaste físico se notaba en el trono, pero aquí empezó a funcionar el corazón con más fuerza, todo lo que estabamos vivendo era histórico, pero esto más aún si cabe. Otra Virgen la esperaba para felicitarla, otra Virgen Coronada Canónicamente, otra Perchelera que sabe de historia y devociones, se repiraban aires de antaño, se podia palpar la emoción y la tradición en el ambiente, justo eso que hemos hechado en falta en esta ciudad muchas veces. El sueño de Aniversario se estaba acabando, la Señora subía calle ancha del Carmen de nuevo para llegar a San Pedro, lástima que no se encontrara con calle Pavía o con su plazuela, pero le quedó el consuelo de los que la quieren de verdad y que d. Enrique Navarro la volvia a ver desde un cielo que esperó a que las cabezas de varal se adentráran en su Museo para derramar una lluvia que esta vez no era de pétalos, si no de lágrimas de emoción.

Me reitero con los agradecimientos a la Archicofradía, a las Entrañas, y en especial a un gran amigo como Curro, benditas manos para Bendita Madre, Dani y Beltrán, Coco, Fernan, Javi y a todos los que nos habéis hecho sentir como en nuestra casa.

Juan Antonio García Torres. Hombre de trono.

foto 2 _ azul y plata L. M. Gómez Pozo

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