10 de septiembre de 2011

La Patrona y su incomprendida personalidad

Gracias a Dios, la globalización cofrade y las modas -pasajeras o no- de los usos procesionistas no pueden con todo. Por pegadizas, exóticas y resbaladizas que sean, siempre se topan con blindajes que frenan la peligrosa embestida que, en muchos casos, es capaz de desdibujar hasta el más definido estilo o personalidad. Pero, desgraciadamente, no siempre encuentran ese tope y hacen mella donde no debieran. A veces, el daño resulta irreparable y, en otras ocasiones, una herida superficial de cura fácil.


Topicazo cofrade es discutir sobre la diferencia entre mejora -o complemento- y copia -o mala copia-. El mundo de los varales, como cualquier estrato cofrade, es claro ejemplo de esto. Estilos que se refuerzan y afianzan con elementos e ideas de fuera, complementando perfectamente lo que ya hay, estilos de nueva creación que aportan frescura y estilos que se dinamitan copiando vulgarmente. Desgraciadamente, la Virgen de la Victoria -nuestra Patrona- presenta ya claros síntomas del contagio de esta moda globalizadora. Desde dentro se veía venir, pero ya se ha percatado el respetable y está en boca de muchos.

De un tiempo a esta parte hemos visto como la influencia, principalmente de Lágrimas, ha hecho que en muchos tronos se quiera alterar el paso. El frenesí ante la demostración de lo que se es capaz de hacer con un trono malagueño, ha provocado que muchos hombres de trono, especialmente los más jóvenes, quieran repetirlo. En muchos casos, un acierto, pero en muchos otros un grave error, el de pensar que todo cabe, o todo vale. ¿Cuántos palios hemos visto meciéndose con cambios al son de 'La Esperanza de Triana'? Posiblemente, la gran mayoría a contraestilo. Lágrimas es Lágrimas, la Salud la Salud. No es lo mismo que la Virgen de las Penas o Dolores de la Expiración. Y el Carmen del Perchel no es lo mismo que la Pastora. Ni éstas lo mismo que la Victoria. Cada cosa en su sitio. El hombre de trono tiene que tener la responsabilidad de saber dónde se mete.


No, señores, no todo vale. La Victoria no es lo que muchos se piensan. Nunca lo ha sido. Cuando la sacábamos los 'chalaos' no andábamos de frente porque no pudiésemos con ella, sino porque ese es su estilo. Es una Virgen de gloria, sí, pero no todas son iguales -igual que no todas las dolorosas lo son. Menuda tontería. Con el lleno de los varales de la Victoria -en los que ha entrado un relevo generacional de mucha calidad cofrade, comprometidos y trabajadores- ha entrado también gente equivocada. Los que quieren convertir la Patrona en una más, sin personalidad. Dos criterios en el trono, los que entendemos el carácter alegre pero grave y elegante de la Patrona más guapa de España y los que pretenden dibujarla de virgencita de moda.


Lo más gracioso es que muchos de los que nos ningunean y que quieren 'ronearle' en la calle ven un vídeo de la Macarena con su 'siempre de frente', sí, siem-pre de fren-te, por mucha Macarena de Pacolola que suene y, baba caída sueltan el 'maravillozo vieo'. Y más popular que la Macarena no la habrá, universal. Pero lo clásico y lo señero no va reñido con la alegría. Espero que pronto se pronuncie la autoridad victoriana y ponga un poco de orden en unos varales sin orden ni concierto. Siempre se podrán aportar matices, alargando o acortando el paso, o alguna mecida, según la marcha, pero la Patrona dando izquierdazos es un esperpento. Al que no le guste eso, la Victoria no es su trono.

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