22 de enero de 2011

El Domingo de Ramos es diferente

El Domingo de Ramos es diferente, no es comparable a otros días de la Semana Santa. Ese día despiertas con la sensación de que todo empieza, por muchos cultos, besamanos, traslados y conciertos que lleves a tus espaldas, y por muy intensa que haya sido la Cuaresma, por largas que hayan sido las tardes en tu hermandad. Esa mañana pones un pie en la calle a las nueve de la mañana y nada ha comenzado, aunque ya lleves tiempo oliendo a azahar, escuchando el sonido de las cornetas y contemplando cómo se transforma la Ciudad. Málaga aún duerme. No hay gente, no hay ruido, ni bullicio, ni tráfico.

Comienza todo, sale la Pollinica, más tarde Lágrimas, se llena el Centro y ya se puede decir que es Semana Santa. Y sigue siendo diferente. Málaga es una fiesta, las calles abarrotadas, la jornada más larga, el día más alegre. Y el día de más contraste. El Domingo de Ramos, hasta para los que no salen en su cofradía, tiene algo especial. No sólo por ser el primer día con cofradías en la calle, sino porque se respira algo distinto. El día, la tarde, la noche y la madrugada. Día de centro, de barrios. La Pollinica de vuelta por Guerrero, Lágrimas en calle Nueva, el Huerto en la Alameda, el Dulce Nombre llegando a la Catedral, la Humildad por calle Granada, la Salutación saliendo de San Agustín, la Salud por Liborio García, el Prendimiento por Ollerías... el Domingo de Ramos es diferente.

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